Una vía distinta

Me duelen los pies de tanto pensar.

Mi piel muestra las marcas de las veces en que, resignado, di la espalda a la chance de una nueva vida libre de los fantasmas que hincaban sus fauces sedientas para extasiarse con la certeza de lo no hecho.

Esta sábana nauseabunda ya no me cubre. Noches, siestas teñidas con lágrimas. Días que pasan sin que los note. A las elecciones hay que plantarles cara con la conciencia libre de culpas, llena de certezas.

Certeza ante lo incierto.
Certeza ante lo nuevo.
Certeza ante la cobardía de grita lo que soy.
Certeza ante la posibilidad de elegir.
Elegir sin cobardía lo nuevo e incierto.
Y, aunque este corazón grite de furia, sonreír.

Gracias por descoyuntarme.

No hay lógica y eso jode. Estas equivocado si la buscas en los demás; primero deberías hablarlo con vos. Después habrá tiempo para los otros.

Al fin de cuentas no todo es malo. Hoy, por ejemplo, desperté con ganas de crear. Leí, me retrasé con la comida, leí (de nuevo), escribí. Sigo tus consejos, me duele la mano por escribir a la antigua. Creo que esa idea para la obra de teatro puede funcionar, voy a repasarla. No todo fue malo hoy.

Chau margen.

Por: Marco Fernández Leyes

Sigue leyendo

AnteriorSiguiente

Comentarios

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *