
¿Qué ocurre cuando el pasado nunca termina? ¿Qué pasaría si aquello que creemos finalizado regresa a tocarnos la puerta? ¿Y si ese «aquello» fuera algo como La Guerra de Malvinas y las Islas mismas que terminan por absorbernos incluso cuando estamos seguros de que logramos escapar?
Walterio desenterró «Mi pequeña guerra inútil» (2017 – Editorial Nudista) del matancero Pablo Farrés a principios de junio, en el mismo momento que la guerra se libraba en 1982 y me conmovió pensar que seguía ocurriendo en 2023, que somos todos prisioneros de la voluntad de un organismo que está por encima nuestro y nos utiliza como piezas de un juego que sirve para su propio regocijo.
Apenas unos días antes había leído en Sindicalia de Alberto Laiseca la idea del futuro reversible, el tiempo que se pliega sobre si mismo, de modo que el futuro altera al pasado y este nuevamente al futuro en un ciclo infinito. Tal vez por eso ver plasmado de un modo tan preciso ese concepto del Monstruo en una novela me pareció algo fascinante.
Farrés construyó en los últimos tres lustros un proyecto de obra en el que pone cuestiona la supervivencia de la sociedad, la literatura, la memoria, el tiempo. En sus novelas, fundamentalmente estos dos últimos conceptos, forman unas arenas movedizas en la que parece dar lo mismo olvidar, recordar, pasado, presente y futuro. Pero son únicamente apariencias, lo que va por detrás es algo mucho más profundo. Les invito a que conozcan por su propia cuenta de qué se trata.
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